Un soulslike inspirado en Resident Evil 4
Esta es la versión escrita de este vídeo:
Remnant: From the Ashes es la mayor sorpresa que me he llevado en los últimos años, y no quepo en mi propio hype en cuanto a la segunda entrega que saldrá en unos días. Sí, ya sé que usé el comodín de decir que Resident Evil 4 era una suerte de Dark Souls con pistolas… pero solo tomaba algunos elementos. Pues bueno, qué sorpresa cuando encontré Remnant: un juego en el que el crafteo de armas es igual que en Dark Souls, que tiene su versión de las hogueras, del frasco de Estus, que tiene volteretas con fotogramas de invencibilidad, secretos por todos lados y un gran énfasis en los jefes. Pero, en mi defensa, diré que Remnant se basó en Resident Evil 4 para diseñar sus armas y jugabilidad básica, como me comentaba uno de sus desarrolladores en el discord oficial, así que tampoco iba yo muy desencaminado.
Soulslike pero es como Resident Evil 4 pero es como Terraria
Es tentador decir que Remnant es un juego tipo Dark Souls. Un Soulslike, como se estila decir en inglés. Y, en gran parte, lo es, pero es algo más. Ante todo, es un shooter en tercera persona muy sólido, con una gran variedad de armas que sirven propósitos muy distintos y ofrecen maneras totalmente únicas de jugar. Y para jugar las dos dificultades más altas os las vais a tener que aprender muy bien y saber cuándo usar cada una, porque los jefes son imperdonables. Pero en el buen sentido: tienen un diseño casi impecable que deja a la altura del betún otros títulos con mucho más presupuesto. Porque sí, Remnant es un juego con un presupuesto bastante modesto, pero bien usado. Tiene más contenido que muchos triple A por ahí, buen rendimiento (ajem, Red Dead Redemption 2) y pocos errores.
Pero en lo que más destaca es en su apartado RPG: hay una gran variedad de builds, de equipo viable, que nos deja expresarnos como jugadores como en muy pocos juegos. ¿Build de tanque? Claro. ¿Cañón de cristal? También. ¿Build para ir solo a melé? Pues sí, hay varias. Remnant deja mucho a vuestra creatividad para hacer lo que queráis.
Nuestro personaje puede llevar un collar, dos anillos, una pieza de cabeza, otra de pecho y otra en las piernas. La armadura determinará cuántos fotogramas de invencibilidad tendremos al esquivar, nuestras fortalezas contra el daño elemental, y también nos dará habilidades dependiendo del número de piezas del set que tengamos. Tener una sola pieza de un set siempre nos dará la pasiva de este. Por ejemplo, llevar las botas de cazador automáticamente nos dará una dispersión un 20% mejor con todas las armas, incluyendo las escopetas o las pistolas. Combinar armaduras es viable, siempre y cuando lo hagamos con cabeza, pero cabe destacar que los bonus extra por llevar toda una armadura son sustanciales. Hay una gran variedad de combinaciones, y un solo anillo puede cambiar completamente la manera en que juguemos.
Las armas funcionan como en Dark Souls: todas son, fundamentalmente, viables, sirven diferentes propósitos, y las podemos mejorar para usarlas durante todo el juego. Cada una está meticulosamente diseñada y algunas muy bien escondidas por el mundo. Podremos mejorar cada arma con un mod, que básicamente es la magia de este juego. Hacer daño con un arma recuperará la magia ligada a este para poder usarla antes. Hay una gran variedad: habilidades curativas, que dan daño, ataques especiales. Las builds de habilidades son totalmente viables y muy interesantes.
¿Pero qué es exactamente lo que hacemos en Remnant? Tiene tres modos de juego: campaña, aventura y supervivencia (aunque este último es de DLC). Todos con algo en común: la generación aleatoria de niveles. Cada vez que juguéis la campaña, por ejemplo, será diferente, con jefes diferentes, zonas diferentes, y objetos diferentes; claro que hay zonas fijas, especialmente en la campaña, que corresponden a secciones particulares de la narrativa, como ciertos jefes. Las aventuras nos permiten generar aleatoriamente mundos en particular que visitaremos en la campaña, y supervivencia es un modo en el que debemos sobrevivir más mundos generados tanto como podamos empezando sin ninguna clase de equipo.
Remnant tiene cuatro dificultades: Normal y Difícil, que son las básicas, y Pesadilla y Apocalipsis, que están diseñadas para personajes completamente equipados. Pero no os equivoquéis: en ninguna podréis bajar la guardia del todo, aunque sí que es verdad que podéis cometer muchos más errores en normal. Hay una increíble variedad de enemigos con diferentes patrones de ataque, fortalezas y debilidades que deberemos aprender, y no hay nada de malo en empezar desde una dificultad más baja para hacernos a la idea. Yo personalmente empecé por Difícil, pero Normal es una buena opción también.
La narrativa es simple y corta, pero bien ejecutada
La historia de Remnant es limitada, pero siempre clara, concisa, y nunca dejaremos de saber lo siguiente que debemos hacer. Hay algo que no me gusta de los juegos tipo Dark Souls, y es que a menudo su narrativa simplemente no existe. No la hay. Cero. Nada. Pero Remnant sí tiene una narrativa un tanto más clásica, tiene un inicio, un nudo y un final. Y he de decir que, si bien no es precisamente un Red Dead Redemption, cumple y me ha gustado.
Nuestro héroe llega al Pabellón 13, uno de los últimos bastiones de la Humanidad ante un apocalipsis causado por una civilización alienígena de hombres árbol, sí, esto es así, llamada La Raíz. Pronto descubrimos que el fundador del Pabellón se fue hace mucho tiempo de este para buscar una manera de derrotarlos, y hemos de seguirlo por el tiempo y el espacio. Lo cierto es que tiene su encanto, e incluso hay decisiones importantes que cambian la trama, aunque no afectan el final de ningún modo pero sí cómo llegamos a él. El guión es sólido, coherente y bien escrito; se nota la falta de presupuesto, pero nunca la falta de talento.
La dirección artística es bastante buena, con una magnífica banda sonora
Remnant tiene una variedad de enemigos muy grande, con diseños de lo más variopinto. Dragones, perros, criaturas humanoides, hombres cabra, bichos gigantes… Hay docenas y docenas de diseños muy imaginativos que creo son lo más destacable artísticamente del título. Los escenarios no se quedan atrás, y cada mundo es completamente diferente del anterior. Mundo helado, desolado, las calles vacías de la Tierra, y mucho más. La música destaca, con melodías orquestales muy profesionales que elevan muchas de las peleas con los jefes al más puro estilo Dark Souls.
Y, me gustaría tomar un momento para apreciar los diseños de las armas: cada modificación de arma la cambia estéticamente al estilo BioShock: un aspecto de arma por cada elemento del juego. Un gran detalle.
Un DLC pasable, y un gran DLC
Existen dos DLCs para Remnant: Los Pantanos de Corsus y el Sujeto 2923. Los Pantanos de Corsus incluye el modo roguelike supervivencia que comenté antes, en que debemos sobrevivir el máximo tiempo en mundos generados aleatoriamente, recabando equipo, y además, bueno, añade jefes y equipo. En particular, añade a la Reina del Iskal, y que me llevó seis horas en dificultad Pesadilla. Sin duda el jefe más difícil y más interesante del juego. También añade una skin extra para cada pieza de armadura del juego. Es un DLC un tanto extraño, no añade demasiado; si podéis conseguirlo con un descuento está bien. En cuanto al Sujeto 2923: es un gran DLC. Añade una campaña entera como epílogo a la historia principal que dura unas cinco horas, siendo una continuación directa, con más narrativa, mucho más equipo, dos nuevos tipos de mundo y muchos más jefes. Muy recomendable, sobre todo si queréis jugar Remnant 2 y enteraros de lo que pasa entre ambos.
Más adelante podéis estar seguros de que haré un análisis de la segunda parte que sale en acceso anticipado el 22 de este mes, julio, así que allí os veré. Mientras tanto podéis echarle un ojo a mi review de Resident Evil 4 remake.