Lore de The Elder Scrolls: La Era del Amanecer
En esta sección, de la mano de Rankarof, vamos a hablar del lore, la historia, del universo de The Elder Scrolls. La intención de esto es mostrar la cronología de The Elder Scrolls tal y como se explica a través de los autores introducidos dentro de los diversos videojuegos de la franquicia para saciar curiosidades o poder enriquecer la experiencia de juego en The Elder Scrolls Online y otros títulos. Vamos a comenzar por la primera de las Eras: la Era del Amanecer.
La Era del Amanecer
La Era del Amanecer comprende la creación de los dioses, el universo, y el mundo de Nirn tal y como lo conocemos, de ahí que reciba este nombre. La información que tenemos de este período proviene de mitos y de textos religiosos, por lo que ciertos datos o nombres puedan variar en función de la cultura.
Anu y Padomay
Al principio de todo, existía la Nada. De ésta, salieron dos seres. Anu, llamado Anu, El Todo, que personifica el orden, la inamovilidad y la luz; y Padomay, que representa el caos y el cambio. Estos dos seres o entidades son contrarios, pero iguales. ¿Esto qué significa? Que al ser contrarios luchan entre ellos, pero al ser iguales, nunca gana ninguno.
Anui-El y Sithis
Anu liberó parte de su ser para crearse un alma con tal de comprenderse mejor a sí mismo. Y de igual manera obró Padomay. El alma de Anu se conoce como Anui-El, la representación de la eterna luz y alma de todas las cosas. El alma de Padomay se conoce como Sithis, representa de la Nada y el Vacío. Al igual que Anu y Padomay, Anui-El y Sithis son contrarias, pero iguales. Estas cuatro entidades son incorpóreas y abstractas. Es por ello que muchas de las culturas no las consideran deidades, sino simples fuerzas cósmicas de la naturaleza. Ninguna de las cuatro tiene género ni forma tangible, aunque haya quienes representan a Sithis como un ser esquelético y le llamen “Padre Temor”.
Creación del Universo
Anui-El y Sithis, al ser opuestos, tuvieron sus discrepancias, pero acabaron por establecer una serie de condiciones que dieron lugar a la creación del universo, o como mejor se le conoce: Aurbis. Después de esto, Anui-El, tal y como hizo Anu, se creó un alma con la que reflejarse. Su nombre fue Auri-El, también conocido como Akatosh (puede que este nombre os suene más); quien se acabaría convirtiendo en el dios líder de los divinos. Antes de la creación de Akatosh, el universo era turbulento e inestable, y fue él quien lo estabilizó al crear el concepto del tiempo. Una vez el universo, Arubis, se estabilizó, pudieron surgir nuevas deidades que se acabarían clasificando entre Aedra y Daedra.
Los Aedra y los Daedra
Estas deidades en conjunto reciben el nombre de et’Ada, o Espíritus Originales. Junto a éstas, también aparecieron nuevos planos de existencia para que los dioses los pudieran habitar: Aetherius y Oblivion. Sithis, tal y como hizo Padomay, se creó un alma: Lorkhan. Hay quien dice que Sithis creó a Lorkhan para que deshiciera el trabajo de Akatosh y así volver a sumir el universo en el caos. Así dio comienzo el plan de Lorkhan.
El plan de Lorkhan
Resulta que los dioses no estaban del todo contentos con la idea de tener que escoger uno de los planos de existencia, Aetherius u Oblivion, como su hogar. Sabiendo esto, Lorkhan se acercó a los dioses y les propuso que crearan uno plano de existencia nuevo para ellos. Les propuso crear el plano mortal, Mundus, y poblarlo con seres que creasen ellos mismos. Muchos de los Espíritus Orignales estuvieron de acuerdo, incluyendo a Akatosh.
La trampa, porque había una trampa, es que a diferencia de Anu y Padomay que eran infinitos y podían crear sin límites, los Originales no lo eran. Con tal de dar forma a sus creaciones, los dioses tuvieron que dar partes de sí mismos, haciendo que se volvieran menos poderosos. Lorkhan, sabía que esto iba a ocurrir desde el principio. Cuando los dioses se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo, muchos decidieron dejar Mundus y huir antes de que la creación del plano hubiese terminado. Los que huyeron, fueron llamados Daedras. El líder de aquellos que huyeron fue Magnus, cuya huida produjo un agujero hacia Aetherius, creando así el Sol y dejando que la magia fluyese hacia Mundus. Los otros dioses que huyeron hicieron agujeros más pequeños que dieron como resultado las estrellas.
El castigo de Lorkhan
Los dioses que se quedaron en Mundus, conocidos como Aedras, estaban furiosos por haber perdido parte de su poder por culpa de los engaños de Lorkhan. Akatosh creó la Torre Adamantina en la isla de Balfiera en el planeta de Nirn donde, junto al resto de dioses, juzgó a Lorkhan.
Lorkhan fue condenado al exilio de los reinos mortales y su corazón fue arrojado desde la torre. Cuando aterrizó, se formó un volcán: la Montaña Roja, cuya lava acabó formando el Páramo de Vvarden. Hay quien cree que, en el proceso de arrancarle el corazón, de los despojos se formaron las lunas que orbitan Nirn: Masser y Secunda. Tras el juicio de Lorkhan, algunos dioses pudieron dejar Nirn y mantener algo de su poder, pero no lo suficiente como para volver al Aetherius. De esta manera, quedaron confinados en Mundus. Estos dioses serían conocidos en el futuro como Los Ocho Diovinos: Auri-El, o Akatosh; Arkay, Dibella, Julianos, Kynareth, Mara, Stendarr, y Zenithar. Aún no ha aparecido aquél al que llaman Talos, y todavía falta para que entre en escena. Cada uno de estos Ocho creo su propio reino en Mundus, los cuales se pueden ver desde Nirn como planetas.
El nacimiento de los hombres y los elfos
Otro último grupo de dioses que, o no fueron capaces de dejar Nirn o no quisieron dejarlo, continuó trabajando aún sabiendo las consecuencias. Se quedaron sin poder divino y se convirtieron en los Ehlnofey; quienes, con tal de continuar con su existencia, procrearon. Este sería el origen de las especies de hombres y mer (elfos) en Nirn.
Aquí concluye esta primera entrega del lore de The Elder Scrolls. La siguiente de las Eras de las que hablaremos se conoce como la Era Merética, “la Era de los Elfos”.