Especial 15 aniversario WoW, mi primera vez ● Rankarof
Como los demás compañeros de la revista, este es el relato de mi primera vez en WoW como Rankarof agregado al especial del 15 aniversario. No recuerdo la primera vez que vi el tráiler cinemático de World of Warcraft, pero sí que recuerdo quedarme maravillado con el cazador enano que salía abriéndose paso en la nieve cerca de Forjaz junto a su oso. Desde aquel instante, debería tener yo unos 8 o 9 años, supe que jugar a aquel juego sería como vivir mi propia aventura en uno de los tantos universos de fantasía en los que me gustaba sumergirme cuando leía.
El juego de mis sueños
Dado que el juego requiere una suscripción mensual, estaba fuera de mi alcance (mis padres podrían regalármelo por mi cumpleaños, pero no iban a pagar cada mes una suscripción para que yo pudiese jugar a un videojuego). WoW permaneció en mi lista de sueños húmedos mientras me conformaba con hacer cazas del mismo animal en el Metin 2 hasta que, con 11 años, mis amigos me introdujeron al mundillo . Desde ese entonces, hablamos de la época en la que acababa de salir WoTLK, no he dejado de jugar a World of Warcraft. Y aquí seguimos.
Inicio desde la ignorancia
La llegada a Azeroth culminaba después de haber visto mil veces la caja de juego de la expansión de The Frozen Throne para Warcraft III en las tiendas de videojuegos. Mi primera consola no llegó a mis brazos hasta que acabé segundo de primaria y, hasta entonces, lo único a lo que había jugado era al Harry Potter y la Cámara Secreta para PC. Entré al mundo de Warcraft por la puerta pequeña, no tenía conocimiento alguno sobre la historia, las distintas razas… Todo esto porque, en mi infantil ignorancia, pensaba que Warcraft III y WoW eran lo mismo, y nunca me atreví a pedirlo. No obstante, esto hizo que mi descubrimiento del mundo y su historia fuese lento, al igual que mi familiarización con las habilidades de mi avatar, pero maravilloso.
Los primeros personajes
Mi primer personaje en World of Warcraft fue un elfo de sangre paladín llamado, para sorpresa de nadie, Rankarof. El nombre de Rankarof debía ser único y su pronunciación “poderosa”. Al final, lo único que conseguí fue que en los Campos de Batalla me confundiesen con un ruso, pero bueno.
- El Primero, el mejor paladín de Lunargenta.
- Nadie iluminó tanto Khaz Modan.
Buscando salir de la cotidianidad de la Horda, descubrí que me gustaban mucho más las zonas de inicio de la Alianza. Es por ello por lo que actualmente, desde Legión, he conseguido convencer a mis amigos a cambiar de facción y juego en la Alianza, sí; soy un traidor. Y no adivinaríais cuál es mi personaje principal: un enano paladín llamado Rankarof. Me encantan los enanos.
Mis recuerdos
Historias en Azeroth he vivido muchas, pero hay un par que recuerdo con especial cariño:
Investigando a Ventura y Cía.
Una sería de la primera sesión de juego que hice en toda mi vida. Mis amigos me habían llevado desde Lunargenta a la puerta de Orgrimmar porque “aquí están las cosas guapas” y yo sólo veía que había pasado de estar en una ciudad élfica rodeada de un hermoso bosque a una extensión de tierra con una ciudad polvorienta llena de construcciones toscas y feas.
Sin rumbo ni misiones que hacer, crucé un río que vi a la derecha de la ciudad, subí una colina y di con un campamento formado por unas tres chabolas situadas alrededor de una cueva. Ogros y goblins merodeaban por la zona, y todos pertenecían a “algo” llamado Ventura & Cia. Explorar el campamento y la cueva me llevó, tranquilamente, dos horas y algo. Quizá sería por la película que me montaría yo acerca de qué estaba esa gente haciendo allí y el porqué, sumando las muchas muertes que sufrí al quedarme sin maná o atraer a demasiados adversarios al mismo tiempo. Sólo recuerdo con gozo cómo un campamento perdido en una loma me pudo dar entretenimiento para toda una tarde.
Fiesta improvisada en Lunargenta
Estaba enfermo y aburrido, llevaba tiempo sin salir de casa debido a mi enfermedad y no podía hablar con mis colegas más que por Skype. En el WoW, mi amigo y compañero de arenas y yo llevábamos un par de días sin ganas de PvP (hasta Legión yo sólo hacía PvP al llegar a nivel máximo) y empezar a hacer PvE se nos hacía un poco cuesta arriba.
Tras deambular un rato entre árboles nos dirigimos a Lunargenta y, por la calle, vimos pasar a un jugador. Comenzamos a hablar con él en lo que convenimos que era “castellano antiguo” y, sin darnos cuenta, acabamos junto a cuatro jugadores más en una taberna de por allí. Estuvimos toda la tarde ahí sentados roleando, comentando lo mal que estaba Lunargenta porque claro, últimamente, sólo se invertía desde Orgrimmar para arreglar las cochambrosas chabolas de los Lanza Negra y a los sin’dorei nos dejaban muertos de risa.
- Mi primera vez contra Gul’dan en Legión, primera expansión en la que toqué el PvE.
- Época PvP en WoD con mi Brujo Aflicción Drómianock.
Quizá no son de las historias más épicas que cualquiera os podría contar, pero son de las que a mí me han hecho sentirme como en casa. Espero que este “Especial 15 aniversario, mi primera vez en WoW como Rankarof” os haya gustado.
Desde 2019, siempre que juego al WoW lo hago en directo.